Cuando abrí la puerta de mi oficina el lunes 3 de enero a las 9 de la mañana después de volver de mis vacaciones sentí un fuerte impulso de salir de ahí. Me di cuenta que no iba a poder sostener éste trabajo alimenticio un año más. Mis metas de casarme y terminar la maestría son importantes, es verdad, pero basta de buscar excusas válidas para justificarme el por qué seguir acá.
Empecé a trabajar a fines del 2006 en el Ministerio, comencé desde abajo, estaba estudiando y me quedaban 13 finales para recibirme. En ese momento me servía porque podía dedicarme a estudiar y de paso juntar unos pesos para vivir sola. Después, cuando me recibí, comencé muy paulatinamente a crecer laboralmente, más tarde empecé una maestría que me la financiaba el trabajo y ahora me pesa la decisión de casarme.
Un día, hace ya como 3 años, estaba caminando por Plaza de Mayo y me agarró un policía en el edificio de la AFIP para ser testigo de un allanamiento que le estaban haciendo a una empresa de manzanas. Después de pasarme casi un día entero sentada en el sótano poniendo firmas, me puse a charlar con la gente que trabajaba ahí. Lo único que tenía en común con esas señoras era que yo también era empleada pública, lo que no es poco. La mujer me contó que ella era veterinaria, y yo le dije: ¿Y qué haces trabajando en la AFIP? Y me contestó que entró cuando estaba estudiando, que tenía pensado renunciar cuando se recibiera, pero que después de recibirse se casó, tuvo hijos, en lo 90 el marido se quedó sin trabajo y ella era el sostén económico, después vino la crisis del 2001 y así se le fue la vida.
Cuando escuche el relato de esa mujer, una angustia terrible me estranguló el pecho y me juré que nunca me iba a pasar eso a mi. Y después me pregunté: ¿Qué es la vida para mi? Y es tantas cosas … es tener tiempo para mis amigas, para mi, para estudiar cuanta cosa se me antoje, para estar con mi familia, mi novio, mi perro, para viajar y disfrutar y me di cuenta que mi trabajo era compatible con todo eso y me relajé, o mejor dicho me achanché. Y ahora me vuelve el monstruo a hacer ruido adentro y siento que ser productivo es estar vivo, veo el orgullo y la dignidad de tener un trabajo que se ame aunque saque tiempo para todo el resto.
Tengo 26 años, siempre pensé que a esta edad iba a estar en plena carrera al éxito, y que iba a tener súper claro lo que eso significaba para mí. Pero me encuentro perdida, en medio de una dualidad que no puedo resolver y es no poder compatibilizar mi pasión (escribir) con lo que estudié, que es lo que me da de comer. Y dentro de lo que estudié me gustan tantas cosas! podría abarcarlo casi todo, lo que sólo hace que mi cabeza se complique más y más. Esta falta de seguridad en mi misma, hace que mi autoestima laboral este bajo tierra. No me siento útil para nada, no tengo seguridad de que sepa hacer algo bien, me siento un ser sin oficio.
Me di cuenta que muchas mujeres tapan esa voz interior con un buen matrimonio o con la felicidad de la maternidad, pero el ruido va más allá de lo laboral o meramente económico, está relacionado directamente con descubrirnos y crearnos en una esfera extremadamente personal, más allá de todos los vínculos afectivos que nunca van a dejar de rodearnos.
Cuando escuche el relato de esa mujer, una angustia terrible me estranguló el pecho y me juré que nunca me iba a pasar eso a mi. Y después me pregunté: ¿Qué es la vida para mi? Y es tantas cosas … es tener tiempo para mis amigas, para mi, para estudiar cuanta cosa se me antoje, para estar con mi familia, mi novio, mi perro, para viajar y disfrutar y me di cuenta que mi trabajo era compatible con todo eso y me relajé, o mejor dicho me achanché. Y ahora me vuelve el monstruo a hacer ruido adentro y siento que ser productivo es estar vivo, veo el orgullo y la dignidad de tener un trabajo que se ame aunque saque tiempo para todo el resto.
Tengo 26 años, siempre pensé que a esta edad iba a estar en plena carrera al éxito, y que iba a tener súper claro lo que eso significaba para mí. Pero me encuentro perdida, en medio de una dualidad que no puedo resolver y es no poder compatibilizar mi pasión (escribir) con lo que estudié, que es lo que me da de comer. Y dentro de lo que estudié me gustan tantas cosas! podría abarcarlo casi todo, lo que sólo hace que mi cabeza se complique más y más. Esta falta de seguridad en mi misma, hace que mi autoestima laboral este bajo tierra. No me siento útil para nada, no tengo seguridad de que sepa hacer algo bien, me siento un ser sin oficio.
Me di cuenta que muchas mujeres tapan esa voz interior con un buen matrimonio o con la felicidad de la maternidad, pero el ruido va más allá de lo laboral o meramente económico, está relacionado directamente con descubrirnos y crearnos en una esfera extremadamente personal, más allá de todos los vínculos afectivos que nunca van a dejar de rodearnos.
Estuve leyendo el blog y la verdad lo ultimo que escribiste acerca del trabajo y demás..me encanto! y en gran parte entiendo como te sentís, creo que muchas de nosotras nos vemos identificadas en eso...en tal vez estar pasando el tiempo en laburos que nos ayudan a vivir pero no son lo que realmente nos apasiona no?? e ir encontrando excusas para mantenernos ahi.
ResponderEliminarLo bueno? lo bueno es que te des cuenta, y vos lo estas haciendo temprano, con lo cual podes buscar la forma de cambiar y ser mas feliz.. el tema es animarse.. pero bueno el primer paso que es descubrirlo es muy importante! muchos ni se lo plantean.... bueno querida.... nada.. solo quería comentarte xq me dio ganas al leerlo..
Vana
No sabia si comentarlo en éste o en el siguiente post, pero es lo mismo porq estan muy relacionados.
ResponderEliminarPrncipalmente, puedo decirte q tuve miedo, tengo miedo y seguire teniendolo... pero algunas frases alentadoras alentadoras me ayudaron a pensar o me provocaron no pensar tanto y hacer: Por ejemplo, un fragmento de Guillaume Apollinaire que me parece muy barbaro:
"Acercaos al borde, les dijo.
Tenemos miedo, respondieron.
Acercaos al borde, les dijo.
Ellos se acercaron, él los empujo...
y ellos volaron."
Por otro lado lei: " Cuando comenzamos a soñar, nos enfrentamos a lo incierto, lo desconocido. Muchas veces empezamos a sentirnos inquietos y queremos saber que va a pasar al final, necesitamos anticipar como sera todo el recorrido y controlar cada uno de los resultados de antemano. Y la verdad es que no es necesario ver la escalera completa para subir el primer peldaño. Se puede caminar con confiaza, abiertos a las oportunidades..."
Dos puntos de vista. El primero viene bien cuando se necesita un empujon y el otro real positivo pero mas cauto y necesario para las q sufrimos de esa emocion poco constructiva: La impaciencia, que no aturde y no nos deja pensar libremente.
Sos una capa escribiendo! De eso no tengas dudas....
Juli.