Contador nichichanilimonada

lunes, 26 de julio de 2010

Exámenes finales

Cuando estás encerrada estudiando para un final, estas son las cosas que caracterizan a los 2 días anteriores:

- No antendés el teléfono de tu casa, todo lo considerás una distracción al estudio.
- Empezás a tener una llaga en el dedo mayor que te produce la birome de tanto resumir.
-Tu cuello y espalda están al borde de la artritis.
- La ida hasta la cocina para hacer el “refill” de la botellita del agua, es todo un recreo.
- Mientras te bañas seguís tarareando la definición que tenés que saber de memoria o ese listadito fundamental.
- A Wikipedia estás a punto de hacerle un altar. La solución inmediata para esas dudas que surgen a último momento.
- Todo lo que sea después de mañana no existe, por eso tu frase habitual es “no sé, no sé, después de rendir hablamos y vemos”.
- Te tomás varias siestas de 15 minutos.
- Pasas de comerte todo, dulce y salado al mismo tiempo, a que se te cierre el estómago y todo te dé nauseas. (seguramente producto de los 18 litros diarios de café que te tomás para seguir con pilas)
- Empezás a tomar Beroca, Supradin, Redoxon o Fosfovita todo lo que ves en las publicidades, te volves una persona muy supersticiosa y politeísta.
- La noche anterior dejás todo listo en una silla: la ropa, la libreta, las estampitas y el rosario. Y un cartelito que dice “no olvidar averiguar el aula y pedir el certificado para el trabajo”.
- Te cercioras de cargarle plata al celular cosa de poder mandar mensajes y llamar a todos tus conocidos al salir y contarles como fue todo el examen desde la capilla.

Estás extremadamente irascible y pasás de un estado anímico a otro muy rápidamente. Según cuál sea la unidad que estés estudiando, ante la pregunta ¿Cómo venís para mañana? Si estás justo en la unidad que tenés sabida, la respuesta es: “vengo bien, siento que ya sé todo lo que leo”. Cuando de repente encontrás unas hojas perdidas en tus resúmenes con las fotocopias de la clase que faltaste o te llega una cadena de mail con lo que tomó en el otro llamado y no tenés ni idea, la respuesta es: “estoy en el horno, pero bueno ya estoy entregada”.

Si esa misma noche a la madrugada decidís no rendir, una tranquilidad superficial te invade, pero solo por un tiempo porque te sentís insatisfecha. Te quedas con la duda de “qué hubiese pasado si”. Te jurás a vos misma que vas a seguir estudiando pero después nunca más volvés a tocar esas hojas que sentís malditas y las guardas en una bolsa de supermercado con el nombre de la materia escrito en marcador indeleble y la dejas bien lejos de tu vista. Toda esta situación depresiva viene seguida de la pregunta que todos hacen y tanto molesta “No rendiste?, pero si estuviste un montón de días preparándola”

El día que rendís:

- Salís de tu casa y abrazas fuerte a tu mamá, novio o papá como si estuvieses partiendo al matadero. Ellos te entienden en el melodrama y están pegados al teléfono para seguir minuto a minuto tu día.
- Vas rezando que el subte, colectivo o tren no estén de paro, ni funcionen con demora ni que tampoco haya una protesta por algún lugar de la ciudad que interrumpa tu camino.

Resultados posibles:

- No aprobás: Salís de la facultad desorientada no sabes para dónde ir, querés tele transportarte a tu casa. Tu pensamiento es un tornado y te cuesta 1 ó 2 días salir del shock.
- Aprobás: Se te fue el sueño acumulado y la contractura, sentis que estas llena de energía y sos libre! No querés nada más que festejar y volarte la cabeza, pero es muy probable que apenas te subas al colectivo para ir a tu casa te desplomes y los músculos y las extremidades no te respondan del cansancio.

Pero bueno por suerte no voy a tener que experimentar esto nuca más porque la semana pasada rendí el último final de mi carrera y APROBEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.



* Suerte a todos los que estén rindiendo, julio es un mes crítico pero también de oportunidades!.