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jueves, 10 de marzo de 2011

Chalet en la 9 de Julio



Buscando información sobre este “Chalecito” en plena 9 de Julio encontré éste blog que se llama “Detalles de Buenos Aires”, realmente está genial, otra mirada de nuestra ciudad, para enamorarse y también para aprender mucho.
Bueno, la casa, el chalecito, que mejor debería llamarse “la locura”, me la mostró un día Fede cuando estábamos en el auto y yo no lo podía creer! me dieron ganas de buscar más de su historia para publicarlo y encontré este blog que la contaba. Se los dejo para que lo chusmeen y recorran algunos de esos lugares un fin de semana que se quieran ir de “excursión fotográfica”.

http://detallesdebuenosaires.blogspot.com/2011/01/chalet-de-diaz-en-la-avenida-9-de-julio.html

A continuación un resumencito:

Don Rafael Díaz nunca imaginó que su esfuerzo iba a traducirse en un sueño realizado. Terminaba el siglo XIX. El tenía 15 años, era vendedor en una mercería de la calle Chacabuco y a la noche dormía sobre el mostrador del negocio. Su empleador, ante el empeño de Díaz, le auguró: "Usted va a ir al Paraíso, Rafael, usted tiene un chalecito reservado en el cielo".
Ese fue el origen del chalet que se levanta en la cima del edificio de Sarmiento 1113, que se asoma sobre la 9 de Julio y que tiene como vecina la mismísima punta del Obelisco.
Ahora está casi escondido bajo carteles publicitarios. Son pocos los ángulos desde los que se lo ve. Cada tanto, algún peatón que cruza la gran avenida cree descubrirlo. "¿Y eso? ¿Qué loco hizo un chalet ahí arriba? ¿Quién vivirá ahí?" Y no. Vivir ya no vive nadie. Ahora funcionan oficinas. Pero hace muchos años sí...
La idea de tener una casita en el cielo obsesionó a don Rafael. Y no quiso esperar hasta la otra vida. Un día él iba a tener un edificio de diez pisos -en el que sólo se vendieran muebles-, coronado por un chalet normando como uno que había visto en Mar del Plata.
En 1927 terminó de construir su sueño. Inauguró Muebles Díaz, que se convirtió en una de las grandes tiendas de Buenos Aires. Todo el mundo la conocía como la mueblería del chalecito.
Desde esas ventanas, el señor Díaz vio, bloque por bloque, cómo levantaron el Obelisco en 1936. También fue testigo de la apertura de la 9 de Julio. Nada de eso estaba cuando él llegó.
Cuentan los nietos que en los años 40 y 50 el negocio fue una de las mayores mueblerías de América latina. La decadencia llegó cuando las grandes tiendas por departamento dejaron de ser iconos de Buenos Aires.
Don Rafael falleció en 1968. El negocio quedó en manos de sus hijos y, hacia fines de los años 70, los pisos se alquilaron para otros usos. Y con el auge de los carteles lumínicos, el pequeño gran chalet, el símbolo del sueño del señor Díaz, quedó tapado.
Por años estuvo abandonado. Y oculto. Fue sede de una agencia de modelos y el laboratorio de un fotógrafo.
Y así fue como los porteños terminaron desconociendo la historia de aquella casita. Cada tanto, alguno se sorprende: ¿quién habrá sido el loco que se hizo semejante chalet en la punta de un edificio y asomándose a la 9 de Julio?

Por Evangelina Himitian
De la Redacción de LA NACION