En la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida

Este fin de semana me tocó confirmar la veracidad de ésta famosa frase con el santo de mi novio. Desde el lunes me sentía terriblemente engripada, en mi cartera lo único que tenía eran pañuelitos descartables que se reproducían y se reciclaban casi como si empezase a ser una fábrica papelera. La nariz la tenia tan agrietada, que tenia que tener cuidado al reírme por que se me rajaba, tenia cientos de capas y pieles secas… si asqueroso!. También dormía con el paquete de pañuelos dentro de la cama como si fuese una bolsita de agua caliente infaltable. Mi novio de noche decía: - ¿Qué es esto?. Y yo le respondía: “Los Carilina”. Un santo total, seguramente piensen “hay que horror lo que le hace a este chico”, pero cuando te sentís tan enferma lo último que te preocupa, es lo que puede estar pensando el otro.
Pero como si la Rino-faringitis no fuese poco el viernes me desperté con un dolor de panza terrible y todo lo que eso acarrea. Salí de urgencia para la clínica y me pusieron en la sala de emergencia con suero y calmantes. Ya estaba casi todo listo para operarme de apendicitis. Mientras estoy en la camilla escucho en el pasillo los llantos de mamá y los gritos de la enfermera “Así señora no puede pasar, me la va a preocupar a la nena”, si, así, literal. Para los que no conocen a mi madre, no en su aspecto físico pero si en su aspecto papelonero, es muy parecida a Sylvia Fine (The Nanny). O sea que lo único que me faltaba era preocuparme también por los alborotos que ella estaba causando en la clínica. Mientras me hacían el análisis de sangre y las ecografias de la panza ella llamó a mi papá y a González que estaban en sus respectivos trabajos y les exageró el panorama al punto de que parecía terminal.
Cuando al fin todo terminó, me dicen que no es apendicitis y que es una gastro enterocolitis aguda viral. Me fui para casa igualmente dolorida y González empezó su tarea de enfermero, que fue tan pero TAN ejemplar, que el de la foto es un poroto al lado del verdadero. Me fue a comprar los 501 medicamentos que me recetaron, me hacia los caldos, me servia la Gatorade, recolectaba los Carilinas del suelo que Platón robaba tipo presa y rompía por todos lados haciendo parecer al cuarto una base de ski.
Ahora me siento muchísimo mejor y triplemente enamorada, tenia que hacer este relato para contarles tb. las cosas buenas de la vida conyugal, jamás hubiese sobrevivido a mis dos enfermedades sola en mi departamento de soltera!.